sábado, 25 de enero de 2014

Tras las huellas del traductor de árabe (I)


¡Hola a todos! Por fin empezamos con nuestra actividad, y para ello (para abrir boca) queremos compartir esta sección con vosotros. En Tras las huellas del traductor de árabe intentaremos acercarnos a la figura del traductor (ese gran desconocido, que también es persona, que también existe y tiene las mismas funciones vitales que tú), en especial al de árabe (ese gran desconocido también, ¡cuánto desconocimiento!).

En esta primera entrada nos gustaría compartir y comentar con vosotros este enlace. Se trata de un artículo de la revista La linterna del traductor, una publicación periódica promovida por la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (ASETRAD) con contenidos centrados en el ámbito de la traducción. El artículo se titula La problemática de la traducción jurídica en la comunidad autónoma andaluza y las dificultades que encuentran los traductores-intérpretes de lengua árabe, y en él la traductora e intérprete jurada de árabe Hanan Saleh Hussein diserta sobre los problemas que encuentran profesionales como ella a la hora de ejercer su trabajo en Andalucía.

Gracias a la lectura de este interesante y curioso artículo podemos constatar algunas de las taras de la profesión del traductor sobre las que quizá nadie haya oído hablar, pero asimismo se pueden descubrir algunas otras que afectan al sector específico del traductor jurado, y algunos problemas más concretos con los que se topa el traductor jurado de árabe. Entre los aspectos constatados se encuentran: la carga ética con la que el traductor debe lidiar, la necesidad de una dedicación y formación constantes (actualizar conocimientos es una inversión), que a menudo no pueden lograrse por las malas condiciones de la profesión; o la frustración a la que muchos intermediarios someten al traductor con sus abusos o malas gestiones. Por otro lado, y centrándonos en la problemática del traductor-intérprete jurado, Hanan Saleh Hussein nos habla también de cómo los pagos no contemplan los desplazamientos del profesional en cuestión y de cómo además, en ocasiones, se paga menos dinero si, por motivos ajenos al traductor (que está en donde debe estar, cumpliendo), se retrasa algunos minutos el comienzo de un juicio. La autora del artículo reflexiona sobre esto, alegando que las precarias condiciones del empleo de traducir o interpretar están causando un descenso en la calidad del trabajo final de los profesionales que las sufren. Como caso aislado (pero no menos importante) para intérpretes jurados de árabe, la traductora nos habla del peliagudo problema de la extensa dialectología árabe y de cómo el desconocimiento general hace que el traductor se vea en un aprieto del que no es responsable (un aprieto siempre y cuando el traductor sea honesto y reconozca su carencia), o bien que, por recortes, sea un traductor sin la formación necesaria en un dialecto específico el que realice un trabajo concreto con una calidad discutible.

Como ves, traducir no es pan comido. Pero en Fusayfusá estamos dispuestos a masticar y masticar y masticar para hacer un trabajo digno, profesional y a la altura de nuestros clientes.

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario